Contó Mariana Rondón que durante la proyección a la prensa venezolana de Pelo malo, este jueves, ha sido la única vez en la que ha visto a los espectadores con celulares en mano. “No estamos acostumbrados a respetarnos ni a observarnos”, dijo –medio en broma medio en serio– sobre la importancia de reconocer el trabajo de todos los que realizaron el filme y enlazó el comentario con un valor que resalta en su película: el respeto al otro.
En una sociedad tan polarizada y agitada como la de Venezuela, la cinta llega para sumar en un momento en el que la búsqueda de la reconciliación nacional es el tema principal en la agenda del día. Sin embargo, hay otros rasgos que destacan en Pelo malo: estereotipos, prejuicios, intolerancia, pobreza, violencia y amor. Todo visto desde los ojos de un niño de 9 años “diferente” al resto de las personas de su contexto.
Como analogía de un país que pudo ser y no lo fue, la historia de Junior (interpretado magistralmente por Samuel Lange) transcurre en los pasillos y las ventanas de los superbloques de Caracas, ambicioso proyecto de Carlos Raúl Villanueva inspirado en la obra del francés Le Corbusier que en lugar de elevar la calidad de vida de sus habitantes se convirtió en barrios verticales.
Pero la preocupación de Junior, como todo niño, no es que su padre haya sido asesinado, que su madre no encuentre empleo o que deba lanzarse al piso cuando los tiros se escuchan cerca, sino aparecer “bonito” en la foto del colegio. Y para ello, según las referencias de belleza que maneja, debe tener el cabello liso y no con rulos. Su amiga y cómplice, por su parte, quiere ser flaca para jugar a ser miss en la instantánea.
Ese será el punto de partida para 93 minutos de risas, lágrimas y reflexión. De una madre que no sabe descifrar el comportamiento su hijo (Samantha Castillo) y se esfuerza en cambiarlo y de una abuela (Nelly Ramos) que prefiere un nieto “raro” que a otro delincuente en su familia.
Las referencias a la Venezuela actual no son pocas: desde el fanatismo irracional que generaba Hugo Chávez en sus seguidores hasta las sugerencias que le hacen a Junior para que se vista como militar para tomarse la fotografía y no como una celebridad. Un niño alegre que canta canciones pop todo el tiempo prefiere mantenerse callado cuando suena el Himno Nacional, producto de las decisiones castradoras de su madre. La violencia, en este caso, no se muestra de manera literal sino con miradas, gestos y palabras que pueden herir a un niño incluso más que un arma.
Repensar el país. “Quise trabajar en un proyecto que hablara del respeto al otro, de las diferencias y de la importancia de que eso fuese un ejemplo fundamental en nuestras vidas y en nuestro país”, señaló Mariana Rondón.
La cineasta se mostró entusiasmada de poder proyectar su filme finalmente en Venezuela, luego de estar en más de 40 festivales internacionales, recibir 17 premios (incluida la Concha de Oro de San Sebastián) y estar en la cartelera de Francia y España (y pronto en 20 países más). Pelo malo se estrenará en el país el 16 de abril.
“La película tiene personajes complejos que ni yo me atrevo a juzgar. Marta –la madre de Junior– no tiene herramientas para defender a su hijo de otra manera”, expresó Rondón. Sobre filmar en los superbloques de Caracas, dijo: “Quise dejar estas imágenes como preguntas, para que nos repensemos las utopías sociales”.
Fuente: José G. Márquez @JGpunto / El Nacional
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