Ya ha quedado claro que, en el Hollywood del siglo XXI, existe una preocupante escasez de nuevas ideas. Mes tras mes, la cartelera se llena de secuelas, precuelas, reinicios y remakes de películas que, en ocasiones, no tienen ni un lustro de antigüedad. También de adaptaciones de populares videojuegos, cómics o libros.
Ha sido un libro, el más vendido de la historia, la Biblia, el que se ha convertido en una de las principales referencias cinematográficas del panorama actual. Noé ha abierto el fuego, Exodus continuará el peregrinaje a finales de año y María, madre de Cristo se prepara para contarnos una historia que muchos ya ven como la precuela espiritual de La Pasión (2004), de Mel Gibson. No son los únicos proyectos de inspiración religiosa, también llegarán Son of god, God's not dead, Heaven is for real, Left behind...
El ejemplo más reciente, estrenado poco antes de Semana Santa, ha sido el Noé de Darren Aronofsky (Cisne negro, El luchador), película inspirada en uno de los pasajes más conocidos del Antiguo Testamento que demuestra que los temas bíblicos también pueden revestirse del espectáculo y grandilocuencia de las producciones propias de los años dos mil y poco.
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