Miguel Ferrari se mantuvo impaciente durante la entrega número 28 de los Goya. Al igual que muchos venezolanos que veían la transmisión de TVE, los nervios le hicieron parecer que la ceremonia era interminable. “Yo decía: ‘Dios mío, qué raro. ¿Será que este renglón lo van a dejar para el final?”, recuerda. Efectivamente fue así. “Te imaginas cómo padecí toda la gala esperándolo, ¿no?”, dice.
Un día después de haber inscrito su nombre en la historia de la cinematografía venezolana (y de la española también), el actor y director no ha caído en cuenta de la dimensión del premio a la mejor película iberoamericana que recibió el domingo su ópera prima, Azul y no tan rosa. “Aunque soy consciente de que es un logro gigante, porque esa es cada vez una categoría mas reñida en la que compiten las mejores cintas de cada uno de los países de Latinoamérica”, señala Ferrari desde Madrid, ciudad en la que reside.
Lo cierto es que, después de 8 nominaciones y 15 años de ausencia de los galardones, el filme es el primero en conseguir para Venezuela el premio, considerado el Oscar español. A ese hito hay que sumarle otros 2: más de 30 semanas en la cartelera nacional y casi 600.000 espectadores en el país.
Cuando se le pregunta qué habría pasado si su película hubiera sido la escogida para representar al país en la entrega de los Premios de la Academia de Hollywood, Ferrari responde: “Esa es una duda que tendremos siempre (risas), porque no pasó ni pasará”.
Respuesta a Maduro. Luego de que el realizador diera su discurso de aceptación y agradeciera a la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España por el galardón, además del apoyo financiero del CNAC, hubo gente que lo criticó en las redes sociales, por no aprovechar el momento para criticar al gobierno venezolano.
“No era una noche para criticar, sino para agradecer”, aclara Ferrari. Aunque muchos de los españoles sí emitieron opiniones duras en contra de sus gobernantes, el cineasta no vio la necesidad de hacerlo en ese momento: “Aproveché la noche para agradecer el premio y dedicárselo a mi país (…) Los intolerantes no van conmigo”.
Sí quiso, sin embargo, contestar el mensaje de felicitación que le envió el presidente Nicolás Maduro desde Twitter: “Mi respuesta está en la película, porque eso es lo que yo creo: que debemos reencontrarnos a través del respeto. Muchas gracias por las felicitaciones, pero mi cinta habla por sí sola”.
Sobre el matrimonio igualitario en el país, cuya propuesta de ley se entregó hace unos días en la Asamblea Nacional, el director aboga porque se pase de la teoría a la práctica y se garanticen realmente los derechos civiles de la comunidad LGBTI.
¿Quién es Sergio? En su discurso de agradecimiento, Ferrari destacó un nombre: Sergio, quien –dijo– le causaba sonrisas todos los días. “Entiendo que pueda generar cierta curiosidad que haya hecho un agradecimiento a alguien que la gente no conoce, pero eso queda entre esa persona y yo”, indica.
De vuelta en cartelera. Azul y no tan rosa, la historia de un homosexual (Guillermo García) a quien la tragedia se le planta de frente, regresará a los circuitos Cinex y Cines Unidos desde el viernes, en honor al Goya recibido el domingo. En abril se estrenará comercialmente en España.
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